La opacidad estadística sobre la pobreza en Cuba constituye un elemento fundamental en la construcción del relato oficial sobre la situación económica y social del país, con el que el gobierno dibuja un país que no existe, señalan expertos.
Este fenómeno no solo afecta la interpretación interna de la realidad, sino que también limita las posibilidades de evaluación objetiva por parte de organismos internacionales, como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en los que Cuba participa activamente, señaló este domingo en un hilo en X el economista Pedro Monreal.
"Cuba brilla por su ausencia en la “Nota metodológica: Indicadores en CEPALSTAT estimados a partir del Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG)” que permite generar indicadores socioeconómicos comparables entre países, especialmente acerca de la pobreza", señaló, sobre el informe publicado en junio pasado por ese organismo regional.
Monreal explicó que en Cuba se captan datos mediante la Encuesta Nacional sobre la Situación Económica de los Hogares (ESEH). La última de su tipo, añadió, se realizó a finales de 2022, y aunque se anunció oficialmente, sus resultados nunca fueron publicados y, al parecer, tampoco fueron comunicados a la CEPAL.
El economista subraya que esta falta de transparencia de datos clave sobre pobreza y desigualdad en Cuba es parte de un esquema más amplio que contribuye a perpetuar una visión oficial sobre el bienestar social que no se corresponde con la realidad. En lugar de una discusión informada y basada en datos, el discurso del régimen cubano asegura que la asistencia social es suficiente para garantizar el bienestar de los que llama "sectores vulnerables", apuntó.
"Siendo la “continuidad” del empobrecimiento masivo un fenómeno sobresaliente de la Cuba actual, la deshonestidad estadística facilita el discurso oficial de esconder la cabeza como el avestruz, acompañado por la perorata sobre la asistencia social a los vulnerables", subrayó Monreal.
Esta práctica permite al gobierno evitar una reflexión crítica sobre las causas subyacentes del empobrecimiento generalizado en la isla y la verdadera extensión de las desigualdades sociales. Además, perpetúa una imagen distorsionada de la situación económica del país, que se presenta como más positiva de lo que realmente es, opinó el experto.
Los informes de la CEPAL ayudan a comprender el contexto económico y social de los países miembros, incluido Cuba, particularmente en lo que respecta a la medición de la pobreza.
En su reporte, la CEPAL subraya la importancia de contar con datos confiables para realizar una evaluación precisa del bienestar de la población. La falta de estos datos en Cuba limita la capacidad para formular políticas públicas eficaces orientadas a la reducción de la pobreza y la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.
Según el informe “El Estado de los Derechos Sociales en Cuba”, publicado en julio de 2024 por el independiente Observatorio Cubano de Derechos Humanos, señala que el 89% de la población cubana vive en extrema pobreza, un aumento de un punto porcentual respecto al año anterior. Sin embargo, en octubre pasado, durante su participación en el Foro Mundial de la Alimentación, el gobernante Miguel Díaz-Canel se limitó a decir que intentaban aumentar las "capacidades productivas".
Cuba atraviesa su peor crisis económica en décadas, con el subsecuente aumento de la pobreza, dijo la semana pasada a Martí Noticias el economista Orlando Freire Santana.
"La situación es insostenible. Una inflación galopante que está afectando a todo el mundo, a los trabajadores. Pero yo me imagino en qué situación estarán los pobres jubilados que ganan una pensión de 1,500 pesos. ¿Cómo viven? No me puedo imaginar cómo esa gente vive".
Freire Santana coincidió con Monreal en que el mecanismo establecido por el Estado para ayudar a estas personas, del que forma parte el Sistema de Atención a las Familias (SAF), no cubre ni la primera parte de sus necesidades.
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